Si buscas una empresa de trabajos verticales en Bilbao, asegúrate de que domine la reparación de tejados. La cubierta de un edificio es la zona donde inciden con mayor fuerza las inclemencias del tiempo. Y la teja es el primer elemento que contribuye a despejar el agua. En este texto, conocerás la sorprendente relación entre el origen de la tégula o teja romana y un buen tejado para tu hogar.
Este elemento se remonta a la Antigua Grecia, donde se usaba para cubrir los templos. Hecho en mármol, cubría mayor espacio que las posteriores tégulas romanas, que solían ser de materiales más humildes, como la arcilla endurecida.
Muchos de los buenos trabajos verticales en Bilbao de los que hoy puedes disponer, son posibles gracias a la evolución de este elemento, al conocimiento que de él tienen los profesionales y técnicos y a la importancia de la impermeabilización.
Por regla general, las antiguas tejas eran planas, rectangulares o trapezoidales. Además, contaban con unos rebordes donde se colocaba el ímbrice, una teja semicilíndrica que protegía la unión de dos tégulas. En su parte baja, tenían un entalle para unir una pieza sobre otra.
En cuanto a su tamaño, este podía llegar a los 65 centímetros de largo por 45 de ancho, en términos generales, ya que no existía un estándar prefijado. Cada taller alfarero realizaba sus propias tégulas, en función de medidas propias. A la hora de montarlas, se disponían sobre vigas, dos por cada una, donde se clavaban.
Se buscaba mantener una pendiente entre tégulas, algo que los entalles facilitaban, al permitir que cada una encajara sobre otra. De esta manera, se formaban canales, flanqueados por el ímbrice, que dirigían el agua hacia canalones de acero.
Como ves, las soluciones para el problema del despeje de agua en cubiertas se buscan desde antiguo. Desde Verticales Villarino ponemos nuestra experiencia a tu disposición. Contáctanos.